Con este nombre se llevó a cabo el 2do concurso de cuentos organizado y llevado a cabo por «Totalmente» el programa de preguntas y respuestas de Radio Total. Por eso aquí te dejamos para que conozcas a los ganadores de este concurso, dónde todos se lucieron
Compartimos los cuentos ganadores del 2° CONCURSO DE CUENTOS “MIS MANOS ESCRIBEN Y DIBUJAN”, y, a partir de este momento, se abre la segunda etapa, donde hay que:
– Leer los cuentos ganadores.
– Elegir uno de ellos y realizar una expresión artística, según expresan las bases:
“2. Inspirados en los cuentos ganadores, los participantes deberán elegir uno de ellos y expresar el tema a través de un dibujo.
3. Los trabajos deberán presentarse en hoja A4, con estilo libre, utilizando las técnicas y materiales que deseen.
4. Los originales deberán ser firmados con seudónimo y remitidos al dorso de la página en un sobre cerrado, en cuyo exterior figurará la palabra “DIBUJO” y el seudónimo del autor/a; y en el interior una hoja con los “datos personales” (nombre y apellido, seudónimo, DNI, edad del participante, dirección, teléfono –whatsapp-, nombre completo del tutor/a, email, grado que cursa y escuela a la que concurre). POR FAVOR NO OMITIR NINGÚN DATO, ES IMPORTANTE PARA CONTACTAR A LOS GANADORES E INFORMARLES CONVENIENTEMENTE.
5. El plazo de presentación vencerá el viernes 30 de agosto de 2019, y deberán entregarse en Radio Total (Moreno 122)
6. El jurado tendrá tiempo hasta el viernes 6 de septiembre para definir los ganadores y los mismos serán publicados el martes 10 de septiembre en las redes sociales del programa TotalMente y Radio Total FM 90.9 MHz.”
Recuerden que los niños que ganen obtendrán 10 puntos para ellos y sus grados, mientras que por participar, el resto de los niños recibirán 2 puntos para ellos y sus grados, más los ejemplares de los libros “CUENTITOS DE LA HISTÓRICA” donde estarán publicados los cuentos ganadores.
¡A dejar volar la imaginación!
Equipo de TotalMente (Radio Total)
“MISTERIO EN MI BARRIO”
Autor: Fabricio Tiziano Piedra (2° A – Esc. N° 4 “B. T. Martínez”)
Había llegado un día muy esperado. Todo el barrio se vistió con luces de colores y peculiares adornos. En todas las casas, las familias prepararon largas mesas para compartir el festín que planearon esmeradamente. Excepto una casa abandonada, llena de telarañas, oscura y silenciosa.
Mis hermanos y yo jugábamos a las escondidas con los vecinitos. De repente, noté tenebrosos ruidos y una sombra que se movía dentro de aquella casa.
Nos animamos a descubrir qué sucedía, aunque estábamos muy asustados. En silencio, abrimos una empolvada puerta y nos dirigimos hacia donde provenían los sonidos de objetos que caían al suelo.
Nos imaginábamos que era aquel gordito generoso que vestía con colores llamativos, una esponjosa barba blanca y una risa muy graciosa. A pesar de que tiritábamos del miedo escalofriante, teníamos mucha ansiedad por saber qué regalos traería.
Luego, un coro de gritos resonó en la casa. Pues, saltó a nuestros pies un inofensivo gatito. Qué decepcionante fue saber que no era lo que esperábamos.
En un instante, el cielo se tiñó de colores y corrimos desesperados a casa. Allí nos esperaban ansiosos para llenarnos de besos y buenos augurios.
Finalmente, nos dimos cuenta que Papá Noel nos había jugado una broma al distraernos con aquel gato. Siempre me preguntaré cómo hizo para poner los obsequios en el arbolito de Navidad, y pasar desapercibido por todos. Es un gran misterio por resolver.
El próximo año estaremos preparados y más atentos. Mientras tanto, simplemente disfrutaré mi merecido regalito.
Fin.
“UN MISTERIO EN MI BARRIO”
Autora: Victoria Magalí Bonnet (6° grado – Instituto “María Auxiliadora”)
Era una noche fresca de primavera. Alejo y sus amigos salieron a pasear un rato por la ciudad y terminaron tomando algo en el restó-bar de la esquina. En frente, se encuentra una hermosa casa antigua, pero modernizada y acogedora en su interior.
Cuando salieron para volver cada uno a su casa, se sentaron en la ventana mientras bromeaban, conversaban de sus cosas y se organizaban para pasar el domingo de tarde. En un momento, tipo 2:30 de la madrugada, Alejo llama la atención de sus amigos:
– ¡Miren! (en frente, había una joven adolescente, baldeando la vereda).
La situación observada era demasiado extraña, por la hora y por la juventud de la chica; entonces los chicos se cruzan para hablarle, ella los mira y, sin decir palabra, se va adentro de la casa. Pero algo muy raro sucedió… ¡traspasa el portón de hierro, pero NO caminando, sino deslizándose suavemente!
Alejo y sus amigos quedaron un momento shockeados, temblándoles las piernas. No podían entender cómo la joven flotaba sobre el piso. Alejo saca una foto de la vereda mojada, porque si no, no le iban a creer (salvo sus amigos, que veían lo mismo desde la ventana).
¡HABÍAN VISTO UN FANTASMA!
Fin.
“LOS SECRETOS DE MI ESCUELA”
Autora: Jésica Solange Kloster (6° año – Inst. “María Auxiliadora”)
Mi escuela hace poco tiempo cumplió 25 años. Como toda escuela comenzó con un solo grado y a medida que pasaban los años se fueron construyendo las demás aulas. Pasaron muchos maestros y alumnos y cada aula guardaba sus más preciados secretos.
La mamá de una de mis amigas fue una de las primeras alumnas de la escuela y ella nos contó que cuando iba a 5° grado, su maestra le contó el secreto que guardaba la gruta que estaba en el centro del patio (de la escuela). Del sacrificio que hicieron los vecinos para construirla. Fiestas y bailes que realizaban para recaudar fondos para continuar con la obra y miles de anécdotas más.
Hoy estoy muy contenta de poder ser alumna de esta linda escuela y poder compartir todas las mañanas con tantos buenos amigos.
Fin.
“MI MASCOTA Y YO”
Autora: Sofía Notaliberto (5° A – Esc. N° 4 “B. T. Martínez”)
Hace mucho tiempo, en un pueblo muy lejano, había una niña llamada Sofía. Ese día era su cumple. Cumplía 10 años. Luego de soplar las velas, empezó a abrir los regalos. Cuando le sacó la envoltura a cada uno, sus padres le dijeron:
– ¡Aún te falta éste!
Sacaron de su espalda una caja con agujeros en la tapa. Sofía destapó la caja y se sorprendió al ver que el regalo era un perrito.
– Su nombre es Cookie. Lo encontramos en el centro de adopción.- dijeron los papás.
Sofi agarró a Cookie y lo llevó al patio y agarró una pelota de tenis.
– ¿La quieres Cookie? ¿La quieres?
Sofía lanzó la pelota. Cookie fue corriendo a buscarla y se la dio a Sofi. Y así jugaron durante todo el día. A la hora de dormir, Sofi meció a Cookie hasta que se durmió. Dejó a Cookie en una pequeña cama y se fue a dormir.
Al día siguiente, Sofi llevó a vacunar a Cookie y le limpió su panza. Ella y Cookie tuvieron grandes aventuras juntas, como por ejemplo, una vez que fueron a la playa, corrieron casi todo el día. Ese mismo día, Lucas, el hermano de Sofi, pescó un bagre gigante. Su papá le sacó la chuzas y lo dejó en un balde. Cookie se paró en el balde haciendo que éste se caiga y se puso a jugar con el pez. Sofi empezó a reírse.
– ¡Vamos a caminar, Cookie! – dijo Sofi.
Se adentraron en el bosque. Mientras caminaban, Cookie marcaba cada árbol que veía. Sofi tenía que alzar a su Cookie cada vez que un perro se acercaba.
Juntos siguieron creando aventuras inolvidables y vivieron felices por siempre.
Fin.
“MI MASCOTA Y YO”
Autora: Malena Benítez (4° D – Esc. N° 1 “Avellaneda”)
Había una vez una señora que era ama de casa y su marido trabajaba de limpiador de patios.
Un día el señor volvía del trabajo y pasó por el pozo de los deseos para pedir ser millonario, porque su familia era muy pobre. Y pasó que adentro del pozo había una sapa que cumplía deseos y el pobre hombre se la llevó a su casa.
Cuando llegó a su casa, la mujer le dijo qué era eso que tenía en la mano, y el hombre le dijo: “Es una rana que cumple deseos y que habla, le pedí que seamos millonarios para poder arreglar la casa que tenemos”.
Al día siguiente, le había llegado una carta que había ganado mucho pero mucho dinero y luego, a la tarde, vino un señor llamado Antonio. Antonio les dijo a los señores: “¿Ustedes son Micaela y Juan?”. Ellos respondieron que sí. Antonio les dijo que había venido para entregarles el dinero. Antonio les preguntó: “¿Qué van a hacer con el dinero?”, y el señor le dijo: “Yo arreglaré mi casa”, y la señora le dijo: “Yo voy a poner una cocina de lujo, y la cocina va a ser mía”.
Luego de que Antonio les dio el dinero, el señor se puso a construir su casa y la señora se puso a cocinar un guiso de lentejas en su cocina de lujo. La señora invitó a todo el barrio a comer y guiso de lentejas, y la vecina exclamó: “¡Me encanta tu cocina, está de lujo!”, y la señora le dijo: “¡Ay, gracias!, sí, tenemos una amiga llamada Rani que cumple deseos”, y todos vivieron felices.
Fin.
“MI MASCOTA Y YO”
Autora: Sofía Reymundo (4° – Inst. “Rca. de Italia”)
Yo soy una niña de diez años, mi mascota es un hámster, su nombre es Rafael. Él es muy especial, me lo dijo el que me lo dio en adopción.
En mi barrio había rumores de que cuando todos dormían, él se convertía en un chico de mi edad que venía a jugar conmigo, “su amada dueña”. Yo no entendía. Pensé que era lo más inofensivo que existía.
Esa noche me quedé despierta toda la noche… a las 3 AM lo vi, era impresionante.
Jugamos toda la noche hasta las 10 AM. Esas horas fueron mágicas, esos rumores eran verdad. Pero como todos saben, la felicidad no dura…
Años después de haber tenido muchas vivencias con Rafael, una mañana amaneció muerto. El veterinario me dijo que estaba muy viejito.
Desde ese día, siempre me siento al lado de la ventana y a la primera estrella que veo le pido un deseo: “Quiero poder jugar a tu lado todas las noches, Rafael, como hacíamos antes”.
Fin.
“MI MASCOTA Y YO”
Autora: Valentina Noé Chamorro (1° C.B. – Inst. “Martín Fierro”)
Cuando te miro Nosi, tan gordita, con los ojos más tiernos del mundo, con tus pelos despeinados, tus orejas levantadas, que demuestran tu alegría…
Recuerdo los primeros días, cuando saltabas de la caja y al despertarme vos estabas durmiendo conmigo. O esos días de mucho frío que no iba a la escuela y me mirabas con ojos grandes. Te llevaba a mi cama, te tapaba, leía libros y escuchabas atentamente. Cuando te ponía en mis piernas, acariciaba tus orejas largas, dormías. Cuando escuchás mi voz, empezás a buscarme y nadie más puede tenerte porque sino lo rasguñás.
Soy feliz. Puedo decir que no estaba preparada para cuidar a una conejita. No tenía jaula, no sabía qué comías, o qué no podías comer, tu lenguaje corporal (lo tuve que googlear). No pensé que pudiera cargar con tanta responsabilidad aparte de la escuela, de ayudar en casa. Pero no me puedo quejar: sos lo mejor que me pudo pasar.
Hoy, 31 de julio, se cumplen dos meses en el que has llegado. Nos esperan nuevas experiencias, como por ejemplo ir en bicicleta. ¡Ojo! Vos en una mochila, en mi espalda.
Fin.
“MI MASCOTA Y YO”
Autora: Natacha Beatriz Chivel (4°B – Esc. “Madre Teresa de Calcuta”)
Una vez fuimos al parque con mi familia y encontré un perrito muy triste, que tenía mucho frío. Yo no sabía qué hacer, pero mi mamá, mi papá y mis hermanos me dijeron que lo llevara para casa. Yo me puse feliz.
Cuando llegamos a casa lo bañé y lo peiné. Quedó tan hermoso que parecía una oveja por tener mucho pelo blanco. Lo llamé Josué.
Al otro día, lo llevé al parque y corría muy feliz y jugaba. Más tarde nos fuimos y Josué tenía mucha hambre y le dimos de comer. Hasta que llegó el anochecer. Se durmió.
Desde ahí somos muy unidos con Josué, y vamos todos los días al parque y nos cuidamos los dos. Yo lo quiero mucho al igual que mi familia. ¡No nos separamos nunca más!
Fin.
“MI MASCOTA Y YO”
Autor: Sebastián Ismael Piedra (5°B – Esc. N° 4 “B. T. Martínez)
Mi gran amigo es el más inquieto y alocado que conozco. Tiene ojos claros, pelo negro y orejas muy grandes. Cuando llego de la escuela, es el único que me espera ansioso por verme. Su nombre es Lukas, mi perro salchicha.
Siempre le hacía renegar a mi mamá porque destrozaba todo a su paso. Mi papá lo retaba porque robaba las zapatillas de los vecinos para mordisquearlas. Y así, un sinfín de travesuras.
Él nunca respondía a su nombre. Tal vez en otra vida se llamaba de otra forma, o no le gustaba el nombre que le pusimos.
Un día, mi familia y yo partimos a un largo viaje y, como buen travieso que era, nosotros temíamos que no aguantara las ganas de mandarse de las suyas.
Luego, en una estación de servicio, paramos a descansar. Pero, al abrir la puerta del auto, salió corriendo alborotadísimo. Pues, al aflojarse su correa, pudo escaparse.
Para ser muy chiquitín, era demasiado veloz. Sus cortas patitas parecían ruedas, por lo que no pudimos alcanzarlo. Fueron varias cuadras a puro trote, aún así se perdió a lo lejos.
Pasaron minutos eternos sin aparecer. Lo buscamos tanto pero son siquiera nombrarlo. Hasta que me atreví a llamarlo por su nombre a viva voz.
Increíblemente, asomó su puntiagudo hocico en un rincón alejado, y aleteando sus graciosas orejas, corrió hacia mí.
¡Era un milagro! Apareció en cuanto lo llamé.
Este sabandija habrá pensado que hacer travesuras sin preocuparnos, no tenía sentido.
Mi vida no sería tan divertida sin él.
Fin.
“MI MASCOTA Y YO”
Autora: María Emilia Penón (6° – Inst. “María Auxiliadora”)
Victoria siempre quiso tener una mascota, pero sus papás y hermanas no querían, decían que hay que tener mucha responsabilidad. Pasó 3 años pidiéndoles una perrita pero, como siempre, le decían que no.
Un día algo inolvidable pasó. Le compraron celulares a sus hermanas. Estaba furiosa porque ellas nunca se los habían pedido, pero yo les había pedido una perra hace mucho tiempo. No era justo. Me enojé tanto que lloré como nunca. Pero mis papás me callaron y me dijeron que me habían COMPRADO LA MASCOTAAAA. Me puse super contenta que saltaba y gritaba, muy feliz.
Cuando la vi era muy tierna. En ese momento se me hizo realidad mi sueño. Tengo muchas anécdotas con ella: un mediodía luego de llegar de la escuela, entré a mi casa y puse la mochila en la silla y corrí a mi habitación a sacarme la ropa del colegio. Sin darme cuenta que mi perrita había hecho caer la mochila al suelo, tirando mi examen al piso y lo mordió haciendo picadillo el papel. Cuando la vi me enojé mucho y comencé a gritarle y a correrla por toda la casa. Luego de un rato el enojo había desaparecido y seguimos muy contentas como si nada hubiera pasado.
Fin.
“UN DÍA INOLVIDABLE”
Autora: Zoe Mailén Casenaves (4°B – Esc. “Madre Teresa de Calcuta”)
Había una vez una niña que anhelaba con todo su amor tener un hermanito/a. Día a día le suplicaba a sus papás que le encarguen a la cigüeña un bebé. Sus papás le decían que no, que no era el momento.
La niña le pedía a la Virgen María todos los días en la escuela tener un hermanito. Y que la ayude a que sus papás cambien de opinión. Hasta que un día, de la nada misma, sus papás la sientan en la mesa, encienden el celular y graban a la niña, contándole la gran noticia que ella tanto esperaba: tener un hermanito y compartir momentos lindos y jugar juntos.
La niña lloraba y lloraba. Abrazaba a sus papás por la gran noticia que le habían dado. Contenta corrió a contarles a sus abuelos y tías la gran noticia. Muy alegre, esperando a su hermanito, vivieron felices los cuatro juntos para siempre.
Fin.
“UN TESORO EN LA ISLA DEL PUERTO”
Autor: Bruno Faustino Klug (6° – Inst. “María Auxiliadora)
Había una vez, en una isla, un pirata llamado Ramón y en la isla de enfrente estaban, el Capitán Chapuzón y la Capitana Shark. Entre ellos se disputaban la búsqueda de un gran tesoro, perdido hace millones de años por sus antepasados. El mayor conflicto era poder atravesar el Río Uruguay y la gran vegetación que allí se encontraba. Entre ellos se armaban grandes batallas y peleas, para ver quien se adueñaba de un mapa en donde se encontraba el lugar exacto del gran tesoro.
Entre pelea y pelea, Ramón y Chapuzón, jalaban el papel antiguo hasta que se rompió y cayó en lo profundo del río. Todos quedaron con la boca abierta al ver esta situación y se lanzaron inmediatamente al agua para intentar recuperar el mapa, lo cual no lograron.
La isla aún mantiene escondido ese gran tesoro, a la espera de curiosos exploradores, que no necesariamente pueden ser piratas, sino niños con ganas de investigar la historia de tan bella reserva.
Fin.
“UN TESORO EN LA ISLA DEL PUERTO”
Autor: Tiziano Cabrera Bonín (4°B – “Madre Teresa de Calcuta”)
Lucas, Dylan y Axel eran tres primos que vivían uno al lado del otro, y por lo tanto siempre estaban jugando juntos en algunas de las casas, que estaban a pocas cuadras del a Isla del Puerto.
Lo que más les gustaba hacer era jugar a los piratas, porque les encantaba esconderse o esconder cosas para luego buscarlas.
Un domingo, los tres encontraron un mapa en la Isla del Puerto. Lo armaron rápido, pero para encontrar el tesoro tardaron como una hora.
Sin decir nada a nadie, cuando lo encontraron no podían creer lo que veían: muchas golosinas, tiras de caramelos, chocolates, turrones, galletitas, etc. Y hasta había figuritas de fútbol y de princesas, que llevaron a la casa.
Estaban por empezar a comer las golosinas, cuando Lucas les dijo:
– ¡Paren! ¿No ven que los tesoros son muy viejos? Llevan años escondidos en el mismo lugar. ¡Todas estas golosinas nos van a hacer re mal!
Los chicos soltaron enseguida las golosinas que estaban abriendo, justo cuando llegó su Tía Graciela que los estaba siguiendo.
– ¡Ahh! Ya veo que encontraron el tesoro que les traje desde mi ciudad. Me contaron cuánto les gustaba buscar tesoros y pensé que sería una buena forma de que se divirtieran.
Los chicos se quedaron encantados con los regalos, las fotos y los cuentos de su tía, con la que aprendieron cosas nuevas.
Más tarde, les contaron a sus padres lo que la tía había hecho.
Fin.
“LA LLAVE MÁGICA”
Autora: Nicole Alarcón Taborda (1°3° E.E.T. N° 1 “Ana U. de Victorica)
Después de tanto tiempo, tuvimos la mala suerte de mudarnos a un lugar desconocido. Recorrí mi nueva casa, era fea, oscura, y aburrida. Le pregunté a mi padre: “¿Qué puedo hacer?”, me respondió: “¡Buscá! ¡¡¡Quizás encuentres algo!!!”.
Esa respuesta despertó mis ganad de buscar y explorar todo. Y ahí fue que en un cajón sucio y viejo encontré la llave mágica, que me llevó al túnel donde podría imaginar mis amigos, los dulces más deliciosos del mundo y poder compartir con mi familia haciendo nuevas aventuras.
Guardé esa llave en mi cofre de tesoros, junto a mis trofeos y medallas y decidí usarla sólo cuando esté triste sin compañía.
Fin.
“LA LLAVE MÁGICA”
Autora: Rosario González (6°A – Esc. Normal “M. Moreno”)
Hola, me llamo Melina y hoy les voy a contar mi historia.
Me había despertado una mañana a las 8 horas, porque habían tocado la puerta y fui a abrirla muy enojada. Y cuando la abrí no había nadie pero, cuando miré para abajo, había un paquete. Miré para todos lados y no había nadie. Entonces, lo llevé para adentro y la abrí.
Me habían sorprendido porque había una llave. No entendía por qué habían mandado esa llave y tampoco sabía quién la había mandado. Pero no venía sólo una llave, también venía una nota que decía: “IMAGINA A DÓNDE QUIERES IR Y PONLA EN UNA PUERTA Y TE LLEVARÁ A ESE LUGAR QUE TANTO DESEAS”.
Entonces hice lo que decía. Imaginé que quería ir al parque, puse la llave y funcionó. Me quedé muy asombrada y lo hacía siempre. Hasta que un día ya no funcionaba. Yo pensaba que era porque la usaba mal o se me había olvidado hacer algo. Hasta que sentía que alguien me hablaba.
Abrí los ojos y era mi mamá que me decía que ya llevaba minutos intentando levantarme, y yo le dije preocupada “¿DÓNDE ESTÁ LA LLAVE?”.
Mi mamá no entendía y me dijo: “LO MÁS SEGURO FUE UN SUEÑO”. Yo me puse mal, pero cuando me levanto a desayunar, tocan la puerta. Voy a abrir y estaba la llave, pero sin nada. Y me quedé con la duda si era un sueño o era verdad. Nunca más vi la llave.
Fin.
“MEJORES AMIGAS”
Autora: Luna Valentina Scheffler (4°B – Esc. “Madre Teresa de Calcuta”)
Había una vez una niña llamada Génesis que tenía una mejor amiga llamada Diana.
Un sábado, fueron a la Defensa Sur a caminar y se encontraron un sapo en el camino. A Diana le asombró su cara y empezó a correr. Génesis le dijo:
– Tranquila, solo es un sapo con cara rara porque es de otro mundo.
Diana dijo:
– ¡Me parecía raro, porque tiene los ojos enormes!
Génesis se preguntó:
– ¿Lo podremos llevar?
Y Diana se puso a pensar y respondió:
– Mmmm, ¡no, gracias!
– ¿Le tenés miedo? – dijo Génesis.
– Un poquito – dijo Diana.
Después se dieron cuenta que era de Brasil. Bueno, no se dieron cuenta; un nene se los dijo. Diana se lo agradeció y el nene dijo:
– Lo sé porque es mi mascota.
Génesis le dio un caramelo como agradecimiento. Juntos pasaron esa tarde observando al sapo saltar sobre la arena.
Fin.
“LA LEYENDA DEL RÍO URUGUAY”
Autora: Angelina Villanova Cócaro (1°1° – E.E.T. N° 1 “Ana U. de Victorica”)
Hace mucho tiempo, en el Litoral, pasó un hecho muy importante.
Urupay era la hija del cacique Camanya; ella estaba comprometida con Mansaya.
Una noche, en un festival de la tribu, se encontró con Malipuya, una chica cualquiera de la tribu. Urupay se enamoró perdidamente de ella.
Malipuya le enseñaba todas las noches a trenzar crinas de caballos, hacer pulseras y vestidos, le hacía sentir amor, lo que con Mansaya no sentía. Una noche las descubrió, Camanya.
Malipuya saltó por la ventana de la choza. El cacique sin piedad y muy ofendido, decidió castigar a Urupay de una forma muy violenta, aunque sea su hija, decidió ejecutarla.
Era el día de la ejecución; las dos niñas estaban ahí. De pronto sucedió algo extraño. Las dos niñas se volvieron pájaros con hermosas plumas, que jugaban en el cielo, que volaban cada vez más alto. Al ver esto, Mansaya decidió tirarles una flecha, la cual atravesó el cuerpo de Urupay y Malipuya. Sus cuerpos cayeron al río más cercano. Sus sangres tiñeron ese hermoso río cristalino en un río lleno de penas y dolor, el cual se volvió de color rojo.
Desde ese día Camanya nombró a ese río “Río de los Pájaros”.
Cuenta la leyenda que si vos navegás por esas aguas a la hora en que Urupay y Malipuya murieron, escucharás sus lindas charlas y risas de aquellas dos niñas inspiradas en el amor.
Fin.
“¿ROSADO O AZUL?”
Autora: Luna Leiva Burlando (2° C.B. – Inst. “Martín Fierro”)
Un día, Carlos y Martina se quedaron a dormir en la casa de su amiga Celeste. Esa noche, miraron una película de aceptación e igualdad de género, a lo cual Carlos entendió todo.
Al otro día, Carlos fue a su hogar y vio a sus padres discutiendo. Los ignoró y subió a su habitación. Se puso los audífonos y se sumergió en sus sueños. Soñaba con una vida distinta; él no se sentí varón, se sentía mujer.
Habló con su madre y ella lo aceptó. Intentó hablar con su padre, pero no pudo. Él trataba a las personas “diferentes” muy mal, y Carlos tenía miedo de decirle que él no era “Carlos” sino Sofía desde los ocho años, cuando se dio cuenta que su talento era bailar, y su padre le negó ir a una academia de baile porque “era cosa de niñas”.
Un día, su madre lo levanta y dice: “Hoy viene tu padre y le podrás decir lo que sientes”. Carlos sabía que no lo aceptaría. Así que decidió escapar, pero como no había pensado dónde quedarse tuvo que volver.
Al entrar a su casa encontró a su madre llorando que, al verlo, lo abrazó. Su padre lo miró, abrazó y le dijo: “Nunca te vayas, hija”. Carlos, al escucharlo, se puso a llorar, ya que siempre había querido que su padre lo acepte.
Hoy Sofía tiene su propia familia. Uno de sus hijos le pregunta: “Mami, ¿rosado o azul?”. Sofía lo mira y le dice: “El arcoíris entero, hija”.
Fin.
“¿ROSADO O AZUL?”
Autor: Leandro Loker (1° C.B. – Inst. “Martín Fierro”)
Esta historia empieza con dos hermanos. A uno de ellos le gusta el color rosado y al otro el azul. Se llaman Enzo y Ema.
Un día, Enzo sale con amigos y llega a su casa a las nueve de la noche. Ema se levanta y dice:
– ¿Saliste todo el día y llegás ahora? Mejor acostate o llamo a mamá.
Enzo le dice:
– Tengo 23 años. No me digas qué hacer. Mejor dormí, ¿si?
– Si – dijo Ema.
Al otro día, Enzo se dio cuenta que sentía mucho cariño por su hermana, pero que ella no se daba cuenta. Por la tarde, Ema llegó a casa y le pidió ayuda a su hermano con la tarea de Tecnología. Enzo le dijo que sí. Y empezaron a desoldar cables. Mientras Enzo desoldaba, Ema fue a buscar la mochila y sacó un stéreo.
– A ver, ¿qué tenés ahí? – dijo Enzo.
– Es un stéreo.
– Dame. Yo sé de eso. ¿Quieres?
– Ok.
– ¿Para cuándo es?
– Para el viernes – dijo Ema.
– Bueno, tenemos tiempo – dijo Enzo. Le dio instrucciones diarias y la ayudó con los últimos detalles.
Finalmente, Ema entregó su trabajo el viernes y sacó un diez. Demostró la música y las ondas del invento de su hermano.
Enzo le dijo cuánto la quería, y juntos descifraron un código: Cuando el rosado y el azul se encuentran en el oeste se fusionan. Existe un mundo de electro flores. Y cuando hay flores, hay un hermano que apoya a su hermana.
Fin.
“LLAMADA PERDIDA”
Autor: Genaro Bonín Berghella (6°A – Esc. Normal “M. Moreno”)
En una noche oscura y tormentosa, tres amigos llamados Joaquín, Martín y Pablo salieron a jugar en la lluvia, mientras sus padres hacían mucho papeleo dentro de la casa.
Cuando se cansaron, fueron al cuarto de Pablo a armar con ladrillitos una nave espacial. No mucho tiempo después terminaron y les dio hambre.
Cuando llegaron a la cocina encontraron los anteojos del padre de Pablo en el piso, rotos, así que comenzaron a llamar a su mamá, pero no hubo respuesta. Luego buscaron en toda la casa, pero no había nadie más que los tres amigos asustados. Llamaron al padre de Pablo a su celular. No contestaba. Vieron el registro de llamadas y tenían una llamada perdida en cada uno de los tres celulares del número del papa de Pablo, todas con la misma hora. Empezaron a preocuparse mucho más de lo que estaban. El teléfono tenía un mensaje de voz, la del padre de Lucas, diciendo: “¡¡AHORA!! ¡¡A LAS ALCANTARILLAS!! ¡¡AYÚDENNOS!!
Los niños sin pensarlo le hicieron caso al teléfono y fueron a las alcantarillas. Cuando bajaron vieron a sus padres en el piso inconscientes. Los sacaron y llevaron dentro de la casa. No mucho tiempo después, los padres despertaron y los niños les preguntaron qué había pasado. Pero los padres, confundidos, no recordaban nada… sólo una llamada perdida, un destello de luz y luego un mensaje de voz que decía: ¡¡AHORA!! ¡¡A LAS ALCANTARILLAS!!
Fin.
“LA TORMENTA”
Autor: Faustino Kindernesch (4° A – Esc. N° 4 “B. T. Martínez”)
Era un hermoso día de campamento, acampábamos a unos metros del Arroyo Urquiza, era verano y hacía calor. Habíamos estado pescando mojarritas con lombrices. Como no tuvimos mucha suerte, decidimos ir a comer unos panchos.
Mientras esperábamos, algo misterioso pasó: el cielo se oscureció, las ventanas empezaron a temblar, las luces parpadeaban, mi hermanita, que estaba en la hamaca, vino corriendo asustada.
“Tranquila”, le dijo mamá, “es sólo una tormenta”. Desde ese momento, todo comenzó a cambiar. La luz se fue del todo como por arte de magia, los rayos en el cielo se veían amenazantes y de pronto la lluvia se sentía en todo el campamento, mojando carpas, ropas tendidas y todo a su alrededor. La tranquilidad de mi mamá empezó a irse. Todo el mundo corría a sus carpas, tapando agujeros, haciendo canaletas y juntando cosas que se volaban. Como no se veía nada, nunca supe si comí panchos o pan con lombrices calentitas (¡puaj!). No sé qué eran, pero estaban deliciosas.
La gente se amontonó en la cantina y el cantinero se aprontó para vender todo. Pero se le había volado hasta la lechuga y no le quedaba una sola silla ni mesa. Por suerte el caos duró sólo unos minutos.
Lo más gracioso de la noche fue el señor que salía del baño. Ya que entró apurado y salió re tranquilo, sin entender lo que había pasado. “No se preocupe”, le dije, “es sólo una tormenta”… ¡De esa aventura no me olvido más!
Fin.